Santa Teresa de Ébola

Con este titular y denominación, deseo referirme y de todo Corazón a una compañera nuestra, a alguien más que ha dado mucho que hablar, sembrado mucho terror (ante todo), y que ha sido la abanderada de una situación (parece ser) que no menos que de la Parca que iba a sesgar su guadaña sobre el resto de los pobladores de un “país” no-tercermundista: Spanishlandia.

Me refiero a ti, Teresa Romero, y te bauticé a ratillos como a santa Teresa de Ébola, porque, además, desde este verano no dejaba de darle vueltas a mi “masa gris” cuando leí (ya que lo ignoraba) que el brazo disecado o “momificado” (queda más chulo así) de santa Teresa de Ávila, dormía al lado de nuestro querísisisisisísimo generalísisisisisísimo general Francisco Franco (alias el dictablando de este nuestro querísisisisisísimo país Spanishlandia. Bueno, qué no habrán sido ellos (los dictaduros y los dictablandos y los impositores de todos los cojones que mandaban don dinero’s) ya que para conseguir su máximo fin en esta que fue su “vida” se entregaban y encomendaban a dioses, diablos, vírgenes y santos de todos los colores. Sin ir más lejos el traspasado Napo-león, el famoso durmiente de la cátedra de la famosa pirámide, que pasó una noche (sólo él sabe cómo) y al salir vio que, realmente, conquistar al Mundo era más sencillo que enfrentarse a una sola de las Entidades que debió (allí) ponerle la manopla en el hombro (y subir las bolas a la garganta) y sentir que aquello era algo que se le escapaba, con lo cual sus cojones se sintieron tan fuertes que fue a por todas, y sí, realmente lo consiguió: fundar su imperio napoleónico con lo cual pretendió que parte de esos miedos se le esfumaran (u olvidasen momentáneamente) mientras decapitaba y acogollaba y acojonaba a gran parte del mundo mundial, hasta la pretensión de hacerse notar ante los rusos: ahí sí que se impuso algo con que no contaba y es que el frío tremebundo que mamá Naturaleza hace caer en algunas zonas del planeta no está hecho para los “vividores” del Mediterráneo.

A lo que iba Teresa, perdona por el desvío de caminos, pero así también os hago investigar a quienes no sabéis nada al respecto que lo hagáis, amigos, ya que la ignorancia es el pan de los gusanos y la tripa suelta de comer bajo sucedáneos que tapan todo lo que traen ciertas “golosiformas”.

Me pongo pues en camino y te cuento, amiga: Mira, yo como muchos de los chorras que al saber de tus “despreocupaciones” casi te crucifican por pensar y calibrar “¡¿Joder, tía, has estado con un enfermo de ébola (al que no hay que olvidar, ni al resto) y te pones a ir en tren, en bus, te vas como un paciente ‘normal’ a un hospital para que te digan que tienes algo así como gripe y que te dan algo para bajar la fiebre?!! –Pues no me lo explico, sabiendo que eres ‘auxiliar’ de enfermería. Eso hace unos años no hubiese sucedido, con las normas de seguridad que existían: me acuerdo que de chiquitilla (casi entro ya en la prehistoria) los ‘practicantes’, con o sin título (conozco por lo menos a algunos de los de antes) iban a saco poniendo los pinchos en el culo, el brazo o lo que hiciese falta. Se te ponían los pelos como escalpelos al pensar en aquellas antiguas jeringas de cristal que sólo se desinfectaban mediante agua hirviendo o alcohol donde se ponían una vez usadas, y para esos menesteres había, a veces, hasta colas del vecindario que salían del garito donde el “practicante” oficiaba su oficio.”

Mira Teresa, tengo que confesar que esa tendencia crucificatoria me duró algunos días, y no lo entendía, ni mucho menos entendía (como muchos) que te fueses de ipso-facto a depilar lo que te hiciese falta en aquellos momentos, ya que se supone que deberías de ser consciente de que implicabas al personal y a los colaterales a un supuesto contagio, por el hecho de haber atendido a nuestro hermano de existencia, que decidió entregar su cuerpo (que no su alma) al olvido de estos terribles terráqueos. Sí, terribles, más terribles que las películas de terror que les gusta digerir a algunos sobre fantasmas y, sobre todo, sobre muertos vivientes o zombies.

Ahora quiero destacarte qué fue lo que me hizo girar la tortilla de esos pensamientos estratificados y correspondientes a la “educación” mundana de esta sociedad. Bueno, de esta y de todas las que hasta ahora, desgraciadamente, estamos tendentes a chupar como si fuesen lo más normal del cosmos y sus multi-mil-diversos “mundos” que hay por ahí, seguro.

Pasé pues, Teresa, a ponerme en tu “pellejo” y a pensar y a sentir qué era lo que pasaba por tu cerebro, por tu parte consciente, por tu parte inconsciente y por tu parte subconsciente: Naturalmente, Teresa, sabías, de las tres formas o en los tres grados de plataforma cerebral, qué era lo que estaba sucediendo y qué era lo que iba a suceder. ¿Qué fue lo que te hizo actuar así, Teresa? La respuesta es sólo una: EL MIEDO.

Sabías de antemano, compañera, que te iban a interrogar si salías de eso, que te iban a enjuiciar, que te ibas a meter en unos vericuetos nada agradables por el hecho de haber estado al lado de ese pobre hermano enfermo. Sabías QUE TE IBAN A CULPABILIZAR para lavarse ellos las manos. Pero, mira, Teresa, el tiro les salió por la culata.

Además, Teresa, querías comportarte de forma totalmente inconsciente, porque cuando el miedo nos atenaza se convierte en TERROR y eso hizo que, precisamente, hicieses todo aquello: que te paseases por media o alguna parte de los madriles y visitases a tu depiladora de turno. ¿Por qué, Teresa, encima te fuiste a depilar? Bueno, eso lo sabes porque sabías que más tarde o temprano ibas a estar ingresada y esa parte de ORGULLO “FEMENINO”, no consiente que, encima de dilapidada, le echen en cara los pelos negros y feos que llevabas o llevases encima. (Comentarios: –“Sí, encima llevaba unos pelucones de agárrate, las uñas sin cortar y los dientes sin lavar de hace varios días”.) Sí, Teresa, este mundo es así, y contigo lo han terminado de demostrar gran parte de la población de esta spanishlandia: Familiares que han negado la visita, sobre todo el abrazo, a quienes más o menos han o hubieron estado expuestos por su profesión. Sí, Teresa: Caras de asco, apartamientos, culpabilizaciones, etcéteras de lo más notable. Tuviste al barrio entero en posición de firmes, y los que allí habitan y habitaban se preguntaban “¿cómo coño no eran atendidos como debían de haberlo sido, es decir, atender a aquel ataque furibundo interno de terror frente la posibilidad de haber tenido ‘ellos’ algún posible contacto contigo, con tu compañero o con el pobre Excalibur (siempre tiene que haber alguna víctima expiatoria, Teresa, SIEMPRE, y cuando no se buscan para calmar las ansias furibundas de la población aterrorizada).

SÍ TERESA, ESO FUE LO QUE OCURRIÓ en tu “mundo” interno. Entonces entendí que el monstruo que te acechaba allí fuera era más grande y más feo que el que pudieses llevar dentro, pariéndolo como un alien dispuesto a saltar al resto.

Esto fue lo que me puso en tu situación, y sentí tanto dolor y asco hacia este mundo erradicador que te voy a decir: empecé a rezar por ti, estaba pendiente de ti en cada noticiero de la radio (ya que tele no tengo ni la quiero ni la querré jamás en lo que me resta de vida terráquea –este post sale sin que yo conozca tan siquiera tu rostro, créeme, y lo que me vale es el Rostro de tu Alma–). Deseaba con todo mi Corazón que te curases, Teresa, porque te lo merecías porque te lo mereces, porque este mundo (a veces) no se merece sino que un ébola de esos descontrolados e irnos todos al carajo, porque la ignorancia del Corazón, la ignorancia del Ser Humano en todas sus dimensiones es algo que está al tajo de cada esquina y, como ese tajo, amenaza con abrirte en canal sin preguntar antes “qué ha pasado, qué pasó, qué está pasando, por qué y cómo tratarnos a todos como auténticos Seres Humanos”.

Esto no lo olvidarás el resto de tus días, Teresa (los demás sí parecen olvidar que “vivir” no es cuestión de eternidad sino de un poco de tiempo). Es más seguro, Teresa, que tendrás pesadillas, pero no por el ébola sino por el resto de esta sociedad en la que tendrás que con-vivir hasta que se olviden los que no te conocen. Serás olvidada pronto, ya casi lo estás siendo, ya que de ti sólo sirvió una cosa: la bandera de librarse de un enemigo oculto que podía exterminar al resto de esta “ejemplar” sociedad, donde los barrios enteros estaban por hacer barricadas y declararse como víctimas, y no sólo eso: mandarte a la picota o a la cárcel (como menos malo) por haberles expuesto (a ellos) a tan terrible drama: la terrible sensación de un recuerdo olvidado: la Peste Negra y la Peste Bubónica que exterminó a millones en una Europa medieval y cuyo pendón llevó en alto una gran institución: la santa iglesia inquisitoria, que se frotó los guantes para dar rienda suelta a toda la porquería que llevaban dentro (amén!).

Con esto casi concluyo, Teresa. Me pareció también formidable que un partido “animalista” sacase una gran bandera y que un “voluntario” intentase paralizar el acto criminal de llevarse a esa pobre AlmAnimal, para que se viese bien claro que no querían que MATASEN a tu perrillo: Excalibur.

Mira Teresa: Amo tanto a los Animales como a gran parte de la Humanidad (bueno, confieso que, sólo a una gran parte de la Humanidad, sobre todo a los transparentes y a los que están en millones de circunstancias siendo crucificados, a los que están indefensos por y en cualquier circunstancia física, emocional o psicológica y material (sobre todo, que esto es lo que crea la indefensión externa. Del resto sólo siento la compasión de tener tan pobres cerebros y tan oscuros corazones cuando no totalmente inexistentes), pero también quiero manifestar que en este país, este país de la pandereta, la bandera y el calzón del fin de semana (de los polvetes), que en este país (reitero), la “gente” sólo se siente a manifestar-se cuando algo así ocurre. Pero yo pregunto (me pregunto, porque me duele terriblemente) “¿Por qué no levantáis banderas por todos los perros que son SACRIFICADOS diariamente? No sólo ya en PERRERAS sino en las ALIAS-PROTECTORAS. ¿Por qué no os acordáis de tantos millones y millones de animales que se matan de cualquier manera (aunque sea a través de cómplices veterinarios), que se tienen de cualquier manera, los miles con los que se trafica de una u otra forma; los miles que son vendidos como mascotas y que provienen de “criaderos” porque para ellos no son sino pollos para carne o para disfrute de una vana o fútil ilusión (para eso mejor, siempre, un peluche que no caga ni mea ni destroza nada ni pide ni sufre y se contenta, sólo, con el polvo que le caiga encima); los millones de mascotas que provienen de crianzas “ilegales” ya que en esta spanishlandia cañí muchos los usan para salir de la famosa “crisis”, es decir: invierten en mascotas de dinero para luego hacerlos criar en su propio domicilio y sacar así unos dinerillos, no sólo con las crías sino con los polvos que echan esos animales (que son literalmente prostituidos). Prosigo: los miles de animales que son tenidos en laboratorios, y ya no me refiero sólo a los típicos ratones (no me extraña que nos odien tanto las ratas), sino a otras muchísimas especies, y entre ellos nuestros primo-hermanos los PRIMATES. ¿POR QUÉ NO SE LEVANTAN BANDERAS POR ELLOS? ¡Ah! Porque eso no es POLÍTICA, digo yo. Pero es peor, porque se pone de manifiesto la negra conciencia de toda la gente (si es que la tiene).

Creo que fue Séneca quien dijo “Me voy de este mundo como hombre, siendo mucho menos Hombre que antes de haber nacido”. O sea que qué “mundo” este insensato y que roza hasta el asco de lo más primordial. Particularmente cada día me siento menos ligada a estas sociedades mundofraudulentas y apestilentesmundaneidades, porque como tú (o no), Teresa, cada uno de los días en que amanezco me pregunto “¿Pero en qué mundo he nacido?” Y es que la respuesta supongo que está en que nací para hacer vibrar alguna nota para todos aquellos dormidos y para recordar a aquellos Despiertos (de Corazón) que este mundo no va a ninguna parte. No sé cuánto “tiempo” tardará la Humanidad en dar el giro, y aunque ahora hay signos evidentes de que algo empieza ya a verse en la retorta de la Alquimia del Mundo, somos tantos que mover esta inmensa maquinaria va a precisar no sólo de 141.000 justos, sino que éstos sean elevados a potencias innegables con tal de que, realmente, el gran Cambio se empiece a dar.

Hasta siempre Teresa Romero.

2 Respuestas a “Santa Teresa de Ébola

  1. Hola Aquarius,vuelvo a tener ordenador,me hizo mucha ilusión hablar contigo,seguiremos en contacto.
    Abrazos……..
    Manolo………

    • Gracias Manolo. Me Alegra de Corazón que estés conectado de nuevo. Yo sigo con mis pocos medios, pero bueno… el Tiempo hablará. Me toca Proyectar, esta vez en serio, además también me lo exijo para mí misma. Un beso y nos hablamos desde tu Página. Bs:)s

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