¿Nos habíamos creído que toda la gasofa venía de la extracción de los pozos? Pues no. Gracias a Alemania, que no encontró pozos en sus entrañas le debemos el invento buscado de la gasofa sintética. Esto fue ya hace muchos años.
¡Ah las vanguardias capistalistas! ¡Cómo se pusieron en marcha y le dieron al motor de lo sintético! Y es que cuando interesa algo, algo realmente que llene los bolsillos de pasta se mueve el mundo entero. ¡Gracias sarcásticas a vosotros, los capitalistas! Que inventásteis todo lo sintético desde la gasofa a la comida, sin nombrar todo lo que vestimos, calzamos y metemos en el paragüero a la hora de f… ¡Chssst! Esto va por Quevedo.
Por supuesto que creada la enfermedad-es, no se olvidaron de los remedios… para eso nombraron a las farmacéuticas y sus mocedades que parasitan en las universidades con lustrosos diplomas que le garantizarán el pan sintético para toda su puñetera vida ¿o no?
Gracias al petróleo (perdón al alquitrán, cuyo pan un día regalaron los romanos a no sé quién, creo que fue a sus sabios y lo tiraron sin saber qué hacer con él) tenemos los chubasqueros, las ropas anti-lluvia, los paraguas antigoteras… Gracias al petróleo tenemos tantas y tantas maravillas en nuestros hogares que, cuando se declara un incendio, por supuesto, arde todo en ello!!!
Gracias, pues, mentes brillantes, que, dispuestos un día a brindar a la Humanidad, no por su bien (claro), tantos y tantos avances, nos encontramos con un despilfarro de basura que hemos tenido que intentar reciclar… pero que no os cuenten historias, sobre todo malas historias ya que esta depredación no viene sólo del petróleo: el primer despellejamiento fructífero de la humanidad capitalista partió y arrancó, precisamente, arrancando los grandes pulmones de la tierra: sus bosques, sus árboles… de la celulosa se empezaron a extraer las primeras materias primas que fueron ignorando al algodón, la lana, el lino o la seda… y, bueno, es tan larga y tan combinable la historia de la celulosa que me voy a remitir al primer punto: la gasolina sintética, ingeniada por quien no tenía pozos cuand era el pleno auge: gracias a Alemania la industria química y sus derivaciones no tiene parangón en nuestro mundo. Sin duda.
Pero hay más, mucho más… de hecho, la historia del capitalismo es, realmente, desde espeluznante hasta divertida… Y nosotros ¿qué coj. jugamos dentro de todo esto? Anda, planteároslo un poquito ya que si nos quejamos, mejor que lo hagamos con consecuencia y siendo conscientes y con conciencia, ya que de hecho… el capitalismo tan antiguo arrancó desde las especias hasta el trafiqueo con la seda… (hasta que se empezó a fabricar la seda artificial, claro). Luego vino el trafiqueo con la carne, todo el mundo era ganadero… ¡Ah, los colonialistas! De ahí hasta llegar hasta nuestros criminales labriegos, quienes «desinfectan» la tierra, echan herbicida en la tierra antes de sembrar, luego, más tarde, desinfectan y matan todo tipo de insectos con grandes turbinas el producto de sus siembras, que luego van a los mercados para vegetarianos y para carnivorianos… Bueno, de momento dejemos lo de las pobres «reses» que, estabulizadas y esclavizadas hasta el punto de película de terror, luego van al estómago de algunos, convenientemente preparadas por las industrias al hecho que se encargan de que te lleguen esas vistosas lonchas o longanizas o cadáveres de aves disfrazados en forma de comestible, al cual ya nos han acostumbrado; claro, a muchos ya les da asco eso de ver los ojos de los corderos en las cabezas descuartizadas de los escaparates de algunos comercios.
Bueno, volviendo al principio del tema. Si no fuese por los sintéticos, por todo lo que nos sale de nuestras catedrales los laboratorios ¿qué sería de nosotros? Francamente no lo sé… Lo que sí sé es que todo esto tiene vuelta de hoja si queremos dársela, por supuesto. De hecho, desde que te puedas criar tus propios pollos en la galería, arriesgándote a que te denuncien a sanidad o por escándalo público; hasta que te hagas tus propios cultivos hidropónicos en la bañera… siempre y cuando no filtre al vecino de abajo… o bien te hagas tus brotes se semillas en humildes botes de cristal (ni se te ocurra en plástico, que suelta lo suyo a la corta o a la larga).
Bueno, podéis encontrar mas información al respecto, tanto de la gasolina sintética como de los demás sintéticos… Y es que nos quieren hacer creer que los «pozos» de petróleo están al borde de la extinción… Por eso es por lo que esos valientes de «Al filo de lo imposible», creo, están poniendo de moda lo de la Antártida, para que nos vayamos acostumbrando, ya que allí están ya en fila todos los grandes trust’s de las tortas petrolíferas.
En fin, queridos lectores y lectoras, meditad un poco al respecto, no sólo sobre lo que nos llevamos a la boca o nos ponemos o dónde y cómo nos tiramos un pedo… porque, de verdad, es grave, muy grave todo este asunto que un día se trasuntaron los capitalistas, en cuya carrera loca se pusieron todos a disputarse los mercados: nosotros.