No hay Juicio del Creador. Para nuestro Creador todos somos iguales, no importa si superhumanistas, si supercerebros, si superladrones o supercriminales.
Si hubiese Juicio del Creador, inmediatamente unos serían subidos a pedestales superiores, les serían concedidos infinitud de privilegios,… mientras que el resto serían enviados al estercolero del olvido eterno.
Si esto fuera así, la envidia, hasta en las almas descarnadas, sería la batería energética que las recargase o descargase permanentemente, confrontando Más Allá a millones y millones de almas.
De entre los miles o millones de visiones, percepciones y hasta de visualizaciones “físicas” que hemos venido teniendo las Almas humanas a lo largo de nuestra historia, creo que para nada se ha mencionado que haya existido, precisamente, esa guerra entre espíritus “superiores” e “inferiores” (no entro aquí entre si ángeles o demonios, esto lo explico al final)*. Sí ha habido visualizaciones de ejércitos celestiales, pero esto corresponde a grabaciones akásicas de los feos acontecimientos históricos, nada tienen que ver con luchas o guerras entre espíritus o almas descarnadas.
Lo “normal” es que esas almas aparezcan solitarias… porque buscan los hilos por donde están perdidos, como en el laberinto de Ariadna. Están en la oscuridad y aprovechan para manifestársenos o para manifestarse deseando que su sufrimiento sea aliviado.
Nuestro Creador no ignora todo lo que ha acontecido a las Almas en sus encarnaciones o reencarnaciones. Quien sufre su propio Juicio somos nosotros. Nuestro Yo inferior, el que está en contacto con las vibraciones más directas o dimensionales terrestres, el que está preparado para afrontar todo el dimensional envolvente, cuando yerra o cuando no encuentra los caminos adecuados que le liberen de las batallas internas, se carga de energías vibracionales negativas. Se produce entonces un auténtico enfrentamiento en nosotros, como si fuésemos dobles o duales. Es la batalla eterna del yin y el yang. La batalla eterna entre el bien y el mal.
Pero esta batalla eterna de bien y mal es totalmente subjetiva, logrando enraizar en nosotros como si fuese totalmente real. Logra esta batalla crear auténticos monstruos cuando en nuestros “Yoes” triunfa la parte negativa. Es capaz incluso de dejarse vencer por otros “yoes”, y negando su propia integridad-unicidad como ser genuino y único, permite que sean otras energías quienes le conduzcan o alteren en su manifestación como Ser Vivo.
Puede entonces, incluso, convertirse en auténtico artífice o arma proyectiva de su Yo inferior que comparte con otros “yoes” inferiores esa vibración y así se manifiesta como “elemento” perturbador o causante del mal en su entorno. Exterioriza todo el mal que considera que ha sido el que ha vencido en su propia batalla interna. No encontró el camino adecuado.
Lo más grave, y ahí es donde está nuestro Creador, es que quienes le rodean han creado las circunstancias que le han impulsado a que esa vertiente domine, no ha encontrado el cauce para la Armonía. Como si quienes no han encontrado el Equilibrio ni su Luz, no deseasen que los Demás la encuentren, impulsando así a los demás al mismo precipicio de oscuridad.
Nuestro Creador sabe –porque está dentro y en todas las moléculas de nuestro cuerpo dimensional–, todo lo que nos ha sucedido. Esto es lo que hace que no seamos Juzgados sino contemplados desde el Ojo de su Corazón. El Corazón de Dios. El Ojo de Dios.
La angustia del ser vivo en guerra o batalla la vive también nuestro Creador. Siente Compasión. Siente que lo que el Ser está sufriendo es una distorsión, de la cual su Criatura es, generalmente, inconsciente. El Despertar de la Conciencia hacia la Consciencia Superior o Cósmica será lo que nos enlace y nos de la Armonía y nos abra hacia la única vía de Realización: el Amor Incondicional.
No existe, pues, Juicio. No hay cielo ni infierno. Sólo esas puertas vibratorias dimensionales de distorsión o de apertura viven en nuestro interior. Somos nuestros propios jueces.
Es por ello por lo que es totalmente necesario que JAMÁS proclamemos abiertamente ni mentalmente ningún juicio o pre-juicio hacia o contra los demás. Tampoco hacia nosotros mismos. Es totalmente necesario que dejemos de establecer BATALLAS entre el bien y el mal, porque si no somos capaces de encontrar las vías de Liberación, probablemente sean los demás quienes nos ejecuten o nos lancen hacia uno u otro sentido.
Nuestro Creador no desea que seamos los muñecos de los demás. No debemos poner nuestra Vida Única en manos de los demás, ya que todos somos Únicos. Hemos sido creados para percibir la Totalidad de la Armónica Creación. Aquí no se libran batallas, aquí no hay decantamientos, aquí no existe ni el mal ni el bien. La Energía Superior de quienes han trascendido es eso: ENERGÍA “DIVINA”, energía que se manifiesta como Manifestación directa del Creador.
Generalmente no estamos preparados para percibir esa energía Superior que viene manifestada en esos Seres que han escogido ser las más directas revelaciones de lo que nos espera en otros planos, donde ya no vamos a ser “cuerpos físicos”.
Esas revelaciones o indicadores o guías las podemos interpretar como Ángeles, como Espíritus, como Energías Descarnadas Superiores, Vírgenes (todas ellas ligadas a la Madre Creación),… como “dioses”… o… o como seres dimensionales de otros planos… y ¿por qué no?, hasta de extraterrestres.
Muchos de vosotr@s que ya sois conocedores y sabéis sobre las ECM (Experiencias Cercanas a la Muerte), donde el experimentador-a viaja o tiene acceso a la entrada de esos otros planos. Cuando regresa, cambia radicalmente de forma de “vivir”. El materialismo pasa a un segundo plano. El ser humano que experimenta esos pasillos sabe que va a ir más allá de sí mismo una vez abandone su cuerpo físico.
Pero… pero, también se han dado y se dan los casos de seres humanos que en vez de encontrarse con pasillos de Luz, se encuentran “directamente” en el “infierno” mismo. Al regresar al plano existencial tras esa experiencia, también sufren un radical cambio en su “vida” material. Es consciente, entonces, de que debe cambiar al cien por cien su vida. Que su forma de vida material es totalmente errónea y a partir de ese momento experimenta la Vida de una forma totalmente opuesta. Su Yo Superior, su parte Divina, su Creador a través de ese pasillo de terror le ha avisado de que no “cree” más infierno en su manifestación de vida. Le ha dado el aviso de que no debe generar más vibraciones negativas, y que debe de Vivir en forma totalmente opuesta a lo que ha venido haciendo. Empieza a vivenciar y a sentir que es más que un yin y un yang y que es Unicidad con el Todo. Comienza a Vivir en la Consciencia Cósmica de la Creación.
No hay, pues, un Juicio más Allá. El Creador no nos juzga. Él no nos pone en contenedores de “bien” o “mal”, no nos pone en escalafones de “bueno” o “malo”. No encumbra a su lado a los que lo han hecho “bien” y al resto los tira al cubo de la basura. NO.
El sentido de este post de “El Ojo de Uno Mismo” es que cuando juzgamos, prejuzgamos, cuando cerramos nuestra mente al Resto, lo que estamos creando es un duro juez en nosotros mismos. Este juez creado por nuestra falta de apertura será el que nos impulse, quizás una y otra vez, una y otra vez… a “recrear” los escenarios de vida que nos conduzcan a las Aperturas. A crear los “escenarios de vida” necesarios, hasta que sepamos abrir las Cortinas del teatro y ver que tras ellos no Hay nada, porque tras ellos está el TODO.
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(*) Sobre ángeles y demonios: Muchos dirán que sí existen las batallas entre los ángeles y los demonios. Cierto, pero estas batallas son todas libradas a nivel de nuestro plano. Son las fuerzas que se unen entre sí para crear distorsiones en lo que denominamos “bien y mal”. Es lo que hemos estado creando en nuestro nivel dimensional.
Otros dirán que hasta han visualizado “batallas de ovnis”. Mi pequeña o humilde “experiencia” me lleva a “entender”, que nuestra dimensionalidad está bastante limitada. Que, de momento, todo se “cuece” como a bastante “ras de suelo”… Que sí… que hay Seres Superiores, llámemosles como les llamemos, y que, además, son nuestros Guardianes, que están “vigilando” por nosotros, por cada uno de nosotros, pero que somos “libres” de llamarles o no. Podemos, por tanto llamarles a Ellos, o bien llamar lo que más vibracionalmente tenemos a mano. Si nuestro “yo” limitado considera que podemos acceder a los Ángeles, entonces ellos se acercarán hasta nosotros para darnos el Conocimiento y la ayuda necesaria. Si nuestro “yo” limitado considera que hemos de llamar a esa otra distorsión del Mal mismo que puede aparecer en toda su plenitud, entonces será esa distorsión la que tome Cuerpo ante nosotros. Pero… pero esta distorsión, como distorsión misma que es, no es Creadora, no puede viajar hacia el Todo, si acaso sólo puede hacernos viajar hacia nuestros propios infiernos… y allí nuestro Juez Interior será el que nos ponga en la balanza una y otra vez, en la rueda (quizás infinita), hasta que lleguemos a nuestra Luz o… ¿por qué no?… hasta nuestra Negación eterna.