En muchas creencias se descuartizaba al enemigo, a fin de que éste jamás pudiese llegar entero al otro Lado, y así impedir que volviese de nuevo a la Vida y se vengase.
Quizás así dicho, esto suene muy fuerte y sangriento. Pero si lo miramos por esa otra vertiente “paralela”, quizás lleguemos a entender que “descuartizar la política” puede ser algo que realmente le debemos como institución.
Sí, realmente la política, los políticos se han constituido como una auténtica institución. Se ha convertido en algo más que un oficio para ser toda Una institución. Una institución cerrada y casi, hoy, obsoleta.
Hace unos años atrás, allá por 2010, cuando comencé a hablar en algunos blogs sobre la bicefalia partidista de este país (igual que en Norteamérica), ni llegué a imaginarme que estos momentos que hoy estamos viviendo llegasen a producirse.
La gente, aferrada a esos bipartidismos tan enquistados. Tan aferrada a que no les cambien nada, porque, parece ser que, en este país estábamos alabando y adorando al santo refrán de “Más vale malo conocido que bueno por conocer”. De esto fui particularmente testigo, del aferramiento de las gentes a lo ya conocido, a no querer cambiar, aunque estuviesen manteniendo y siguiendo a “santos” ladrones. Cuando practicas el marketing a puerta fría, intentando convencer a los consumidores, mejor dicho, hacerles ver que pueden ahorrarse unos dinerillos si cambian una compañía por otra, te encontrabas con que, aunque viesen los números y comprobasen por otros medios lo que les decías, no querían, bajo ningún concepto, hacer ese tipo de cambio. Quizás el miedo a ser engañados, quizás el no dejarse doblegar por nadie que viniese a convencerles de “algo mejor”… Bueno, cada cosa tiene su miga, la verdad, pero bien es cierto que los grandes ladrones corporativistas de este país, cuando cogen entre sus garras a los clientes de siempre, los que no protestan, los cargan con las más ignominiosas tarifas, siendo las buenas, las ofertas, siempre para los nuevos contratantes, pero esto la gente no quería verlo ni con cristales de un dedo de grosor. Aferrados a sus ladrones “de siempre” te despedían contentos, te cerraban la puerta en las narices y tan felices porque no se habían dejado doblegar o llevar por algo que ellos no conocían y que no les había ofertado su ladrona compañía.
Algo ha pasado, evidentemente, desde que se empezó a mover la gente, gente no sólo joven o de mediana edad, sino gente también de gran experiencia con años ya a sus espaldas. Algo pasó para que nos movilizásemos, unos a pie de calle o asambleas, otros a través de los blogs. Se crearon asociaciones, muchas asociaciones, la gente se reunía… No parecía que el cambio llegase a producirse. No parecía que la gente llegase a despertar. Eran los años precederos al 2012, cuando se hablaba del Gran Despertar, cuando también se hablaba –sobre todo—del fin del mundo. Del fin del mundo que anunciaban los mayas.
Quienes estaban ahí aposentados en sus poltronas, no creían lo que se les venía encima. Creían que iban a tener suficiente con lanzarse los cubos de basura unos a otros. Los mítines, todos, llenos de “mire usted lo que tiene dentro de su partido”, “pues no le digo lo que usted tiene dentro de su casa”, y así,… así, todo resuelto. Se pensaban que con tirarse los trastos y levantar las cortinas para ver la basura de cada uno, iban a tener suficiente.
Todavía, de hecho, están en esas. Mira que son duros. Mira que tienen el cerebro duro. Y es que, como en el marketing, siguen su “estrategia” politiquera. Esa estrategia aprendida en escuelas de política y de masses medias. Esa estrategia del borrego que sigue al otro, esa estrategia de distraer la mirada del borrego, esa estrategia de ofrecer grandes promesas y luego, si la dije, ni me acuerdo. Al fin y al cabo, son sólo eso: estrategias. No ofrecen nada, nada en realidad.
Y es que, hasta ahora, daba igual lo que ofreciesen, porque la gente estaba tan contentamente aborregada con esa calidad de “demodictadura” europea, que les daba igual. Para ellos, como para muchos “buenos creyentes”, bastaba con ir a depositar la papeleta a las urnas. Urnas, que por cierto, y hasta últimamente, ha dado igual que se tratase de cajas de cartón o de galletas o de zapatos, porque la falsimedia politiquera ésta, ha llegado, hasta extremos insospechados. ¡Dios, pero qué hipócritas, qué cínicos, qué sinvergüenzas! Y, aún y así, cuatro o más de cuatro borreguillos fueron a defender los pastos de su cercado. Claro, consideraban que era su cercado, y que más afuera estaba el lobo que iba a entrar en su corral. ¡Vale! Lo que no veían es que el pastor de esas ovejas era más taimado que el lobo de fuera; que el pastor lo que pretendía era distraer al lobo con las ovejas ahí pegadas a la valla, mientras él, todo chulo y listo quería llevarse las mejores viandas. ¡Para eso tenía a sus ovejas, para eso las pastaba en esos pastizales que les había prometido que iban a ser para siempre suyos y no del lobo o de otras ovejas! Había que levantar vallas. ¡Vaya que sí! ¡Vaya que sí!
Volviendo al resto de la especie politiquera, recabar que sí: que un partido de ésos (políticos), claro, requiere de fondos, requiere de gran expectación por parte del gallinero. Requiere, en definitiva, de aporte dinerario… porque y si no ¿cómo narices se va a enterar el gran gallinero, el gran corral, de que existen otras tendencias que no las de los enquistados políticos de “siempre” y sus sucursales “templarias”: los partidos?
Esos partidos, con sedes y sucursales por todas partes; con sedes y oficinas con empleados de su propia estirpe. Con gente de su misma secta: la secta política de siempre. Esos partidos, que, maravillados, extasiados, con sus eficaces cabezas, con sus ídolos elegidos para que les representara ante el resto de todos los partidos, y, sobre todo, que fueran el marchamo, el sello de identidad de lo que estaban representando: en el fondo, sus ideales. Bueno… eso que llaman “sus ideales”, porque al fin y al cabo se trata de elegir vías por dónde y cómo y hacia dónde han de fluir los dineros. Sobre todo los suyos, y… si teniendo suerte llegan al “gran púlpito”, hacerse con el dinero de todos, que para eso, Ellos, son los Elegidos. Para eso, ellos, son las voces de las grandes manadas. Pero en fin… En estos últimos tiempos ya se ha visto, se ve… y lo que no se Ve, que debe de ser mucho… mucho… mucho… y… mucho más de lo que estamos viendo, que lo que ellos representan, no son “ideales”, sino ideas muy concretas, tan concretas como mórbidamente corpóreas. Tan mórbidas como letales al fomentarse como “su pan de cada día”. Aquí, robo yo, mi hermano, mi primo, mi cuñado, mi padre, mi abuelo (q.e.p.d.) no, porque ese nos tapa desde su tumba; pero, a lo mejor, mi hermana y mi cuñada (¡ah, no, con ésa no, que se me atraviesa).
En fin, que en estos últimos años donde nos han apretado tanto y tanto hasta que habemos una gran parte de la población pasando miserias, necesidades y soportando las necedades de los que no se Enteran. Porque todavía los hay, vaya que sí. Eso sí, mientras, y para que no quede, hay que fomentar eso del racismo. Eso: LA CULPA DE LA CRISIS LA TIENEN LOS DE FUERA.
¡Ah!, qué tristeza sentí una mañana en que en una esquina, vociferando, una buena señora, gritaba, bastante por cierto, seguramente a algún pariente suyo, un chaval que presentaba claros signos de tener algún tipo de dificultad fisiológica (quién sabe si psicológica, según lo establecido por la ley), pues le andaba gritando casi, que esos moros y esos negros eran los “elegidos”, que ésos eran los que se llevaban las subvenciones que a él le estaban negando.
Bueno, a grandes cr-isis, grandes sol-uciones. Para eso se diluyeron en la nada otras más grandes instituciones mundiales, que no globales (qué finura eso de “global”, tan aéreo, tan efímero, tan explotable ello), como los grandes imperios. Esos que parecían que se iban a extender más allá de las grandes rusias y llegar hasta las alaskas y no a las antártidas porque aún no se tenía conocimiento de ellas. Esos que parecían que iban a ser eternos y que cuando ya estaban tan lanzados en sus roles y trolas legislativas y demás lindezas de lo que tenía que ser una sociedad de su tiempo… ¡Mira, van estos de ahora y más de lo mismo! Pero no, ahora hay quizás algunas sutiles sutilezas: antes se mataban a cuchillo, a puñal y, sobre todo, a venenos; ahora, hasta no hace mucho también era usado eso de los “accidentes”, los atentados (protagonizados por los malos), y los venenos solapados… y quién sabe si no, hasta de retorcidos y engendrados cánceres. Pero ahora… ahora que la gran borregada emergemos de la existencia del tontosocialismobobalicón, del laureado bienestar social de la aburrida antenita reguladora de las mentes que transporta a las pantallas aquello que ha de conquistar a las grandes masas a través de sus mentes superiores, sus superegos y, sobre todo, creando lacayos consumidores de las grandes corporeidades que sustentan las grandes sociedades. Las grandes compañías, sombra de esos otros lacayos de los grandes poderes: los políticos y sus templarias instituciones que crean su propio credo y su propio catecismo, porque para eso son ellos. Para eso regulan tendencias politiqueras: izquierda, derecha, centro, centroizquierda, socialdemócratas, tecnócratas, liberales, neoliberales, conservadores, democristrianos, animalistas, comunistas, castristas, chavistas,… en fin, tantas y tantas especies de políticos como ni recordamos que haya habido en toda la Historia escrita. ¡Ah, y ahora eso de los “eco” y los ciudadanistas! Eso sí, se cuidan mucho de nombrar, ¡para qué!, eso de la extrema izquierda… ¡Qué miedo la extrema izquierda, casi más que la extrema derecha o el nacismo más puro!
Y es que han dividido a la humanidad en especies tan subespecies que yo creo que lo que han hecho ha sido olvidar algo muy importante, que las “personas” son Seres Humanos, y que a eso es a lo que debemos atender y no a otra cosa: A LA HUMANIDAD ENTERA.
Sí, dicho y expuesto, que empiece el descuartizamiento de la política (ojo, esto no es apología del terrorismo –que es otra especie también floreciente–), que no el de los políticos. Porque descuartizar la política será relegarla, para siempre ¡ojalá!, al olvido. Porque hemos de crear nuevas formas que nos unan. Nuevas formas que no sean “políticas”. Nuevas formas de congregarnos como Seres Humanos.
Y es que los políticos, los gobernantes, seguramente recibieron muchas clases de muchas cosas, seguramente de tantas que no cupo en su cabeza, por eso tuvieron que desechar unas cuantas, sobre todo eso que se llama “Filosofía”, “Filosofía Existencial”, “Humanismo”, “Humanidades”, “Teoría del Todo”, “Geometría Sagrada”, “Enseñanza” (que no educación o conductivismo),… etc. Etc. Y es que así de necesario lo consideraron desde sus tiempos para mantenerse ellos como los reyes de todos los Graneros de este Mundo.
Olvidaron que bajo los Graneros del Mundo pueden surgir Hormigas, Hormigas organizadas que, puede que en un plis plás, arrasen con todos los granos, y que ¿quién sabe?: hasta lleguen a sus pantalones y los dejen en los más puros cueros. En las vergüenzas de lo que son, porque al fin y al cabo son sólo eso: políticos,… probablemente una especie en extinción.
Y es que la política no es el único ni el solo medio para Vivir y Convivir, sobre todo, como Seres Humanos. Como las Hormigas, las mejores organizadas en el Planeta, probablemente, podemos y creo, que, llegado el momento SABREMOS y PODREMOS ESCOGER y SABREMOS ORGANIZARNOS de forma diferente.
¡Ojalá y que no nos cueste tanto! Confío en la Natural Inteligencia, en la Inteligencia Sagrada que Tod@s poseemos. De esto y en esto estoy me afirmo. Cada vez hay más seres Sabios. Grandes Seres, Seres Humanos Serenos, Seres Humanos que saben estar en todos los escalones, porque son sólo eso: escalones donde podemos (tod@s) subir y bajar de acuerdo y según sean nuestras necesidades.
Ojalá este mensaje os llegue al Corazón, porque entiendo que muchos de los que están haciendo posible este Gran Cambio tienen un gran Corazón, o un Corazón que va Creciendo, porque palpita como los Latidos del mismo Sol. Y es desde el Cosmos de donde nos llegan todas esas partículas inauditas que son las que o a bofetadas o a caricias nos están haciendo regresar hacia la Madre y hacia el Padre de la Creación.
La Inteligencia de la Madre es tan Perfecta que sólo basta con observarla para encontrar en ella los Caminos que debemos de tomar para acercarnos más hasta (según cada uno entienda) nuestro Dios Creador.