Apreciado Pavlov, no soy quién para desmentir tu teoría o tu síndrome, aceptado por las reales academias de todas las ciencias de este mundo gobernado por hombres (entiéndase por “hombres” a toda expresión del ser humano con sus distintos géneros: machos, hembras, o de cualquier otro sentir en su clasificación sexual o a-sexual). Con lo cual prosigo con mi alegato, para tratar de “corregir”, o, simplemente, aclarar algo muy importante, por lo menos en lo relativo a mi sentir o pensar, pero más que todo esto, es muy importante por el grado que comporta para el resarcimiento o buen entendimiento de nuestra Madre Naturaleza.
Todo lo Creado tiene un Orden Perfecto, todo lo Creado obedece a Leyes que nada tienen que ver con este “mundo”… Apreciado Pavlov, como te decía, nada escapa a la Madre ya que todo lo Vivo ha sido cocido en su Seno, con un Orden perfecto; Orden que escapa a la simple mentalidad de los “hombres” (léase desde ahora “hombres” en el sentido de lo arriba mencionado) de este mundo.
Quería simplemente aclarar algo importante, ya que la simple mentalidad de los “hombres” ha instituido normas, leyes, entendimientos muy simples, al tener que ser codificados desde el “entendimiento” de este “mundo”.
Mis observaciones, querido Pavlov, me llevan a re-plantear algo muy importante: cierto que tus experimentos los llevaste a cabo con animales, concretamente con perros, concretamente con perros encerrados en laboratorios, concretamente con perros encerrados en laboratorios y que estaban conectados a cables para medir la intensidad de babeo que cada animal ponía para conseguir su “alimento” o comida.
*** El síndrome de Pavlov es aquel que se refiere al babeo que genera un perro al estar hambriento y al sometérsele a estrés para la consecución de su “comida”.***
Bien, apreciado Pavlov, no voy a exponer yo ni a rebatar yo, sino mi observación sobre lo que tú expones, ya que mientras tú efectuabas esos experimentos, me supongo que bastante crueles, en laboratorios, mi experiencia personal o uni-biológica-vívida, se basa en la experiencia, experiencia de muchos años… muchos años de mantener o sostener o mantener en coherencia a grupos animales, en concreto jaurías de perros, en concreto jaurías de perros que supera el número de ochenta, noventa o cien perros, todos en jauría, libres de jaulas… ¿te imaginas Pavlov lo que eso significa? ¿Te imaginas Pavlov tener juntos a cien perros sin que se devoren entre ellos? ¿Te imaginas Pavlov lo que te estoy diciendo? Pues, simplemente, ponlo en imagen pre-clara en tu cerebro, ya que ello es cierto.
Esta experiencia no ha sido de sólo un día, semanas, meses, sino años, concretamente más de quince años… ¿te imaginas, pues, Pavlov de lo que te estoy hablando? Pues bien, simplemente te voy a aclarar que, este síndrome, tan bien aceptado por todas las academias de todas las ciencias, no es sólo aplicable a la raza “animal” de cualquier especie, ya que nosotros (como humanos) también la padecemos, sino, recuerda, querido Pavlov, cómo más de una vez se nos ha retorcido el estómago ante un olor a comida, a pan, a pastelería, a restaurante,… eso, apreciado Pavlov, también responde a tu síndrome… también recordar-te que nosotros también padecemos ese babeo frente a la imagen o recuerdo de algunas “comidas”, aunque, claro, naturalmente, no dejamos que en sociedad se nos caiga la baba.
Bien, voy a lo que más importa y es aclarar algo muy importante: Resulta que, tras tantos años, he descubierto, o relacionado, que eso que tú asentaste como algo muy importante dada la importancia del comporta-miento pre-aprendido de forma mecánica, o no, responde a algo que la Madre diseñó para todos nosotros, creo que hasta incluso para los insectos.
Antes de proseguir para aclarar lo que considero de esa máxima importancia frente a la teoría de Pavlov, voy a aseverar que esta jauría la cual estuvo durante años alimentándose de forma, vamos a decir “distinta”, ya que la “comida” sobraba y los animales estaban saciados de forma que iban a coger su comida cuando a ellos les apetecía… últimamente han tenido que ser alimentados en otra secuencia al no poseer medios económicos suficientes y tener que restringir su “comida” a ser dada o administrada en una o dos veces al día…
¿Qué te voy a contar, Pavlov?… Salvo que sí, que el babeo es tan cierto como esto que yo estoy escribiendo, y es aquí donde difiero de tu teoría: Los animales babean, pero no frente a la idea del alimento que tienen ahí a la vuelta de un segundo y que les va a ser administrada, sino que el babeo responde a algo Codificado por la Madre.
Me explico: Los animales no babean porque vayan a comer “ya”, sino que en breves segundos y en la carrera hasta que llegan a su alimento, todo su cuerpo se prepara para (en el menor tiempo posible) engullir el máximo de alimento que puedan, con lo cual, tanto su estómago como su boca se preparan a través del babeo para poder “ingerir” en lo más breve posible el máximo alimento. Todo su organismo pone en funcionamiento un comportamiento biológico para recoger el máximo de “comida” posible, ya que no comen individualmente, sino en colectivo, pero esto también es aplicable a los animales que son sometidos a estrés de comida, ya que la Naturaleza los diseñó para poder ingerir en el mínimo tiempo posible, en manada, el máximo alimento. Esto es aplicable a las manadas o jaurías de lobos, donde la «lucha» por la supervivencia se basa en que cuando existe la caza de la víctima, deben de aprovechar en el menor tiempo posible ese alimento, es decir, ingerir al máximo cuanto puedan, porque para ellos, en la Naturaleza, no existe un horario de comidas; no hay ni desayuno, ni comida, ni postre, ni cenas, ni nada de eso, sino que cada cual se prepara biológicamente para acaparar lo máximo que pueda. Espero pues, haber aclarado algo al respecto, aunque no sea científicamente ni esté aprobado por las bibliotecas, ya que esto para mí es lo único cierto y no es cierto que se babee, simplemente por un estímulo externo o de comportamiento apre-hendido o enseñado. ¡Pues claro!
Difiero, pues, apreciado Pavlov, de tu teoría del babeo tras la idea de la comida, sino que lo que propongo es que se trata del diseño de la Madre que prepara a sus hijos para que éstos asimilen el máximo alimento posible en el menor “tiempo” posible.
Cierro pues, este breve escrito, porque es necesario que cada “teoría”, que cada “idea” de las establecidas en nuestro “mundo”, sean re-movidas desde sus raíces cálcicas y anquilosadas… Que, en realidad, no existe nada como la experiencia, observación y enlazamiento de cada mínima actitud y comportamiento que tenemos frente a la Madre, ya que no se trata de “clasificaciones”, sino de entender que todo Obedece a Leyes no impuestas sino diseñadas por la Madre, y que no hay nada que escape a nada…
¿Te imaginas pues, apreciado Pavlov, lo que significa lo que te estoy exponiendo? Pues para mi pobre “entender” en este mundo “codificado” por “hombres”, debe, en consecuencia, volver a ser OBSERVADO todo lo que hasta ahora ha sido “clasificado”, pero desde la perspectiva y el OJO de la Madre, ya que nada escapa a su total Perfección. Nada, apreciado Pavlov, escapa a la Perfección del Cosmos.
Un abrazo, apreciado Pavlov…