Bueno, más que inspirado está lo de los días que Ex-Piraron y ahora toca lo de Ins-Pirar y pa-dentro-pa-fuera-pa-dentro, que tó lo que entra sale y no por fuerza, sino por vía intrínseca a nuestro motor interno toroidal infinito, donde ni siquiera formamos parte consciente o consistente, ya que actúa por su Ley y Orden. Es un Universo mágico y Cerrado pero del cual, nosotros, tristemente, nos creemos los directores del coro. Más bien somos los vigilantes de turno, que tras recibir billetes de corrupción, dejamos entrar cosas que no debieran de haberlo hecho, tanto las malas emociones, como los sentimientos equivocados y los pensamientos estructurados que han forjado y formado en sí mismos una hélice o una espiral continua de forma toroidal y sin marcha atrás.
Bueno, dicho lo expuesto, me vengo a decir, al estilo de Quevedo:
–Dios mío, esta mañana al bañarme, me he palpado en cierta parte, allí donde la columna acaba y muchos no nombran, justo al empezar el CULO, que un grano me ha salido.
–Horrorizada, dios mío lo he palpado con extrañeza, ya que no estoy acostumbrada a tales rarezas en mi cuerpo lozano (de loza, vaya que siempre puede romperse en vano),
–Me he dicho pues: Vale, tranquila, sea lo que sea tendrá que dar el tono. ¡Ay mira, si pa’ece un quiste!
–Vale, no seas jilipollas, no ves que te pica, pues es un grano… algo te habrá picado ahí por donde se hiende, quizás tendente por eso del perfume caliente del horno de la vida.
–En fin hermanos, y hermanas, que así andamos… ahora o sé si le echaré la culpa al ciempiés que se me metió por el culo alguna noche, o a los chemtrails que te dan pol culo y por donde no cabe…
—En fin que ya os contaré… y es que nadie está a salvo, menos si vives en el campo, ni de una serpiente, ni de un escarabajo, ni de una mosca cojonera, o de un ciempiés que me dan un asco paqué (es que algunos son realmente grandes y feos, más que eso: parecen langostas de esas que se ponen en las pa’ellas con algún que otro grano de arroz), bueno tampoco es asco es algo así como: «no toques que es un respetable ciempiés».
–Entre mis guaitas y mis dudas esta noche me iré a dormir, pero, lo más seguro es que me cierre el trasero con un kilómetro de esparadrapos para que no se cuele ningún bicho: pobretico d’él.
En fin, amigos y amigas, espero haberos hecho pasar un buen rato, porque nadie está exento en este sublime mundo incierto ni de grajos ni de cuervos, ni de mosquitos ni de ciempiés.
Un abrazo
humanos en el cosmos 
Ja, ja, ja!!!!
Nosotros también estamos casi en el campo podría decirse y es verdad!! Hay tantos insectos!! las que dejan unas picaduras raras y que se esparcen son las arañas!!!
Hermana Mayor, te echaba de menos en estos discursos solitarios. Tengo que reconocer que más de una vez se me cuela dentro desde el apreciable Quevedo hasta la Abuela más mayor de este Planeta,… me hacen reír y con vosotros lo Comparto.
Las arañas, algunas de ellas son peligrosas, una vez me picó una, la muy jodía, una pequeña viuda (coja y tuerta) negra en la sién, así porque así, porque ni le hice daño ni nada, fue más rápida que yo, ese escozor es muy particular porque lleva un doloroso dolor de veneno. Aún y así, antes (hace años), tengo que reconocer que tenía una especie de aracnofobia, era de las que pegaba saltos de un kilómetro p’arriba si notaba alguna araña por el pelo, sobre todo esas que ya son respetables hasta con pelillos en las patas (las que me gustan de toda la vida son las patilargas), pero ahora, de un tiempo para atrás y hace años ningún «bicho» me hace correr ni dar saltos, vamos como sincronizados: «tú allí y yo aquí, y si nos encontramos, tan amigos y cada uno por su lado», hasta nos saludamos y nos abrazamos mentalmente, si es que tienen eso que se llama «mente», pero me temo que no, ellos están libres de lo que a nosotros nos machaca constantemente: el martillo de los pensamientos.
Un Abrazo Grande de Sol, Hermana!