Filosofando sobre (o acerca de) los entornos sociales (actuales) y sus excremento-ideas llevadas como resultados a la práctica:
A veces es sano, incluso higiénico, para la mente el plantearnos las cuestiones relativas a este “mundo” y a su singular tránsito en el tiempo. Hasta incluso a mí, por lo menos en este instante, me ha parecido de lo más “necesario” de-codificar o des-codificar lo que algún concepto lleva en sí mismo, que no es sino el amasijo de un contemplativo lío de pensamientos que tratan de abocar en ideas, cuando no en razonamientos llevados a la práctica bajo el más veraz de los raciocinios.
Llegado este punto y en alarma, al darme cuenta de que, aunque yo no esté inmersa en este trajín, hay quien sí lo está, y muchos más de la cuenta, es decir una gran mayoría.
La cima de este contemplamiento, estriba en observar lo muy necesarios que son los CONTEXTOS en el actual paradigma social y mundano. Y sí, sí lo son, ya lo creo, ya que alguien me ha hecho entrar en la razón, de lleno, de lo muy importantes que son estos contextos, y basten unos simples ejemplos:
Por ejemplo, no es lo mismo que venga Einstein y diga que el cuatro menos sí mismo es algo inexistente o cero; que no que venga otro y diga que 4 – 4 es igual a nada, ¿cierto? Ya que si esta hipótesis estuviese presentada por el brillante Einstein, ya presupondría poner atención y la automática reflexión que conlleva el razonar que 4 menos 4 es igual a nada. En cambio si el ponente fuese cualquier persona que encontrásemos por la calle, hasta pensaríamos que es idiota con tal razonamiento de cajón.
Tampoco tiene el mismo valor la palabra pronunciada o el escrito-idea procedente de alguien que pueda tener una firma y renombre, que si esa misma idea (idéntica) procediese de cualquier persona anónima que no conociésemos o que conociésemos habitualmente. En el primer caso esa idea ejercería la propiedad de dogma o de idea-innovación, mientras que en el segundo caso esa misma idea tendría el valor de: “¡Ah, sí, vale…!” Con el automático y consiguiente olvido, relegándola al piso mental de falta-de-atención o hasta de menosprecio de la misma.
No es lo mismo, asimismo2, el concepto-choque que nos cause un pastor en el campo, con su perro, pastoreando un rebaño de ovejas o cabras, que el choque o impresión que nos pueda causar una “señora” con un abrigo de cabritillo paseando a su perro en la jungla de las ovejas; este es otro tipo de contexto, que no es broma, sino que va muy en serio.
Tampoco es la misma-impresión-contextual la que nos pueda producir un “buda” bañado o pintado en oro, recostado en un suelo humilde y encalado con humildes ofrendas hechas a mano, que la impresión-contexto que pueda producir un buda gordo sentado, bañado en oro, que esté colocado en un altar tallado en mármol o de cualquier otro material de más valor-material2, y en el interior de un gran templo, de famoso renombre.
Os he puesto, pues, como ejemplo, estos insignificantes ejemplos2, para con ello recalcar lo importante de los CONTEXTOS (el valor que damos a los contextos, a los envoltorios, a la presentación externa, al renombre, a la fama-social que envuelve a los personajes o a las cosas): para significar la importancia y el “valor” que ejercen, actualmente los CONTEXTOS.
Y/o pero ¿por qué son importantes los CONTEXTOS? Pues lo son, para empezar, porque para empezar2 a barrer los actuales paradigmas de separación Humana, es de lo más valorable (en y) para la libre circulación vuestros libres2-pensamientos, que comencéis a pensar (a mover la máquina de pensar) de manera distinta a evaluar y a valorar a cada ser por lo que es: un SÍ MISMO* abundante y con su propia sabiduría (aunque no lo creamos), la cual muchas veces se la intenta coartar, cuando no, atacar o atajar por lo sano. Valorar Todo ser Vivo cual es en Sí Mismo es empezar a cambiar el paradigma de pensamiento-contexto-lineal, es relegar los contextos allí donde deben estar: en ninguna parte, ya que una vez re-situado el valor auténtico en los nuevos pensamientos (nuevas aperturas y posibilidades) importará, en sí, el ENTORNO y no el contexto; el entorno como valor o causa moldeable, tanto hacia dentro como hacia fuera, es decir, el entorno que moldea al sujeto y el sujeto que moldea al entorno, como la doble espiral en equilibrio: llegar a la armonía, equilibrar el yin y el yang.
Ahora y como sano ejercicio, sería bueno pensar ¿dónde y cómo estoy-estamos contextualizando nosotros nuestro entorno y a los demás?: no es lo mismo visitar una choza que visitar un palacio… esto es contextualizar…
— Pensamiento del viejo paradigma “¿”Qué hace un harapiento en un templo? – evidentemente está fuera de contexto”.
— Pensamiento fluyente y elaborado en un nuevo paradigma sin fronteras: “Todos somos libres de estar donde nos apetezca, somos libres de ejercer y manifestar nuestra ‘pobreza’ externa y libres para intercomunicar-nos (con y) en todos los entornos que nos guste visitar”. No es lo mismo contextualizar-juzgar, que situar y/o envolver en/de un entorno, no, sin duda no es lo mismo.
(*) SÍ MISMO no es lo mismo2 que un “yo” en su contexto-ego o su ego-contexto-envoltorio. El Sí Mismo conlleva su auténtica naturaleza interior, su energía-luz primaria expresada en esta dimensión.